Me sujeto a lo simple.
Lo simple me transforma.
Me volveré complejo.
Era joven al principio.
Hoy soy nuevo.
No soy viejo.
Ahora es nuevo el corazón.
Tiene canciones.
Estás invitado a sorprenderte.
Te imparto alegría.
Y me voy a la cama.
Dale un beso a Jesús cuando lo veas.
Decile que estoy buscándolo.
Si lo veo primero, te lo mando.
Buenas noches.
Mientras tanto.
martes, 9 de agosto de 2011
No me gusta el amor.
Venís y te vas vos solo. No te llevas a nadie.
Tus pasos son pasos que no marcan un camino,
cada palabra lanzada se esfuma como el vapor en el aire,
pareciera que dura segundos, en una extraña neuralgia,
inclinados,
viviendo una vida que pasa,
queriendo estar siempre acompañado.
Ser una tormenta en el medio del mar.
Abrir un hueco borrascoso. No sonreír.
Simplemente.
No soñar.
Discutir para tener razón,
o discutir para discutir nomás.
Y que cada ausencia me hable de lo mucho que me resta,
cada vez que se te escape de las manos,
cada vez que se te orinen en los hombros.
Sos un ser humano.
Un animal.
Que piensa, es cierto.
Que puede pensar.
Al pensar abrís caminos,
y el camino, humanidad.
Y la idea es en las manos.
Y la mano, identidad.
Y ganas no tenés de dibujarla.
Estás pasando un nubarrón, desde ahí adentro,
como fibra de vidrio oscura, la claridad no se ve.
Todo es oscuro, y abre en vos heridas, que de una forma u otra,
lastimarán a lo que te rodea.
Sentís el dolor que siente el rencor que te produce,
la saliva de la palabra maledicencia,
el odio, el fragor de la piña al aire.
De la cabeza contra la pared,
de la ausencia en tu vida.
De buscar y no ver.
Y no ver.
Y acostumbrarte.
Producción de ácero que fabrica muerte.
Y vuelan las paredes de mi entorno en notas altas musicales,
se sueltan los lastres, el globo sucumbe, la idea se eleva,
y viene a rescatarme de momento unos ladridos.
Yo te grito. Te asomo la mano sin orgullo, la mano del futuro.
Y vos te agarrás fuerte.
Furioso abrazo que se estrecha a pecho abierto.
En sensación lejana de amor que no conozco.
De amor que no se dice.
De amor que no se encuentra.
De amor que no se vive.
De amor que viene solo.
De amor que se va hablando.
De amor que no se tienen.
De amor que no estás loco.
De amor.
De amor. Decilo.
De amor.
De amor.
Y dicho así.
Una mentira pone a prueba la verdad,
de la palabra cabalgando hasta tus ojos.
Está soleada la mañana, el mate no se lavó.
De amor. No escribo. Porque no me gusta.
No me gusta el amor. Es así.
Tus pasos son pasos que no marcan un camino,
cada palabra lanzada se esfuma como el vapor en el aire,
pareciera que dura segundos, en una extraña neuralgia,
inclinados,
viviendo una vida que pasa,
queriendo estar siempre acompañado.
Ser una tormenta en el medio del mar.
Abrir un hueco borrascoso. No sonreír.
Simplemente.
No soñar.
Discutir para tener razón,
o discutir para discutir nomás.
Y que cada ausencia me hable de lo mucho que me resta,
cada vez que se te escape de las manos,
cada vez que se te orinen en los hombros.
Sos un ser humano.
Un animal.
Que piensa, es cierto.
Que puede pensar.
Al pensar abrís caminos,
y el camino, humanidad.
Y la idea es en las manos.
Y la mano, identidad.
Y ganas no tenés de dibujarla.
Estás pasando un nubarrón, desde ahí adentro,
como fibra de vidrio oscura, la claridad no se ve.
Todo es oscuro, y abre en vos heridas, que de una forma u otra,
lastimarán a lo que te rodea.
Sentís el dolor que siente el rencor que te produce,
la saliva de la palabra maledicencia,
el odio, el fragor de la piña al aire.
De la cabeza contra la pared,
de la ausencia en tu vida.
De buscar y no ver.
Y no ver.
Y acostumbrarte.
Producción de ácero que fabrica muerte.
Y vuelan las paredes de mi entorno en notas altas musicales,
se sueltan los lastres, el globo sucumbe, la idea se eleva,
y viene a rescatarme de momento unos ladridos.
Yo te grito. Te asomo la mano sin orgullo, la mano del futuro.
Y vos te agarrás fuerte.
Furioso abrazo que se estrecha a pecho abierto.
En sensación lejana de amor que no conozco.
De amor que no se dice.
De amor que no se encuentra.
De amor que no se vive.
De amor que viene solo.
De amor que se va hablando.
De amor que no se tienen.
De amor que no estás loco.
De amor.
De amor. Decilo.
De amor.
De amor.
Y dicho así.
Una mentira pone a prueba la verdad,
de la palabra cabalgando hasta tus ojos.
Está soleada la mañana, el mate no se lavó.
De amor. No escribo. Porque no me gusta.
No me gusta el amor. Es así.
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