martes, 12 de julio de 2011

Mezcla

Es de mañana de nuevo, hay olor a conquistas,

es raro pensar que esto ya ha sido escrito,
me someto al descontrol, un poco, permanezco despierto,
me encuentro muy lejano de aquello que he dormido.

Me recompuse con la palabra mezcla, me sedujo la canción que generó la dicción.
Una y otra vez, repito; mezcla, de nuevo, mezcla. No puede repetirse más. Oí.

Es la piel que se contrajo buscando un dueño, una solución pasmosa,
es una mano que recorrió el todo generando el enfásis,
es una sección que no quiere permitir ser descubierta.
Es la antesala del miedo, es el amor, y después el extásis.

Desde la cama, cuando la cama es uno. Hasta la cama si es dos.
Hasta la aurora, fugitivo de todo imaginario.
Violento, descansado, sometido, descangallado.

Fluido como el tango, podrido como el queso azul,
añejado, distinguido, de etiqueta.
Y claro una mente humana,
detrás una conciencia dividida.

De repente un túnel, Sábato renegando en trámites que lo aquejan y lo alejan,
permanece la resistencia, los volúmenes altos de televisores encendidos,
y yo me estaré quedando sordo creo, porque no te escucho,
vos me hablás y me hablás, movés la boca cerca mío,
y yo,
yo no te escucho.

Pero no te sientas mal,
no es mala conducta,
es una forma de combatir al mundo.
Yo no te escucho.

Exploto desde acá, combato desde acá,
las explosiones que nacen en mi corazón,
cuando Dios golpea el metal de estas teclas,
cuando decide crear esto que se crea adentro mío,
y largarlo así, parirlo así. Visceral.
Con sangre, con sudor, con lágrimas.

Conquistador.
Soberbio.
Altivo.
Para morir. Sale a morir.
Porque para permanecer hay que morir.

Una dignidad que ni apenas conocés,
porque tu construcción es siempre la de caer bien.
Y de esa manera genuflexa, nadie es martir,
ningún potencial se libera.
Lo viejo debe morir. Nacer lo nuevo.

Así darle paso y curso a la mañana.
Asumir que uno lo único que quiere es la poesía,
y desear que no se entienda a simple vista,
sino que al repetir,
como la palabra; mezcla,
vaya apareciendo escurridiza la consigna.

No mejorará jamás aquello que no ha empeorado.

...
"La vida de los hombres se centraba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo del ser humano frente a la diversidad. Estos grandes valores espirituales, como la honestidad, el honor, el gusto por las cosas bien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas." Ernesto Sábato - La Resistencia.



Paul Signac - Saint-Tropez

Los Ases del Carnaval

Te la hago corta, chiflame, traje en mano, manga corta, esperando el colectivo,
es sábado, o mejor dicho madrugada, fin del corso, estrellas del firmamento, nacidas para el domingo,
tengo el tiempo, voy de viaje, por la aureola que destrababa tu luna de febrero,
me quedé guardado, sin equivocarme, en esto de la murga, realmente yo vi al murguero...

Estaba escondido entre abrazos fugaces, que fueron alimento para el corazón herido,
canciones de carcajadas, versos alegres, noches de desaparecidos, y muchas y no una, mañanas tristes,
pero conozco las mañas, y tengo tinta todavía, en mis cartuchos,
no soy todo lo que hablo, aún escribo, pienso en vos, y no te escucho.

Late el bombo que mi glándula murguera sigue viva, tengo sangre en la memoria,
tengo lluvia, tengo calle, y fui una esquina.
Pero me quise contar el cuento que llegó después.
Y todo eso, con su gloria y con su magia, fue a la ruina...

Soy responsable de las canciones satelitales, y nunca de la voz de caramelo,
soy aquel que puso la mano sobre los naipes, y dibujo una bandera para todos,
y sé murga, quizá mucho, quizá poco.

Será momento de despedirte mi querida,
salar redonda ésta eterna herida, y no irme sin decirte que,
en tus platos, bronce vil que sangró al dedo,
y en tu pulso, mal canción acompañada y a lo bestia,
hice historia en algún lugar de la memoria,
y ahora, que todos los celulares se quedaron en silencio,
me iré para extrañarte, colgado, en la hazaña oscura de,
sentirme dueño, de tu letra, de tu voz y tu estandarte...

Y nunca pudo ser en otro lado, pronto llegará otro febrero estival,
y probablemente, en la escuela, la memoria de alguno traerá a un Guille,
que seguramente sabe, ¿De qué se tratan Los Ases del Carnaval...?

Terceras veces II (Trilogía de la tragedia)

Podría despertarme y pedirle agua a la agonía de la sed que es tuya,

queriendo, por ejemplo que emergas de por entre donde no veo,

para que ver, se aproxime a los milagros, por tanto, los milagros,

que existen, vienen a confirmar esta mañana que yo creo.



Pero en qué creo, en las manos tibias, en las espaldas sudorosas,

en el amor combinado como obsequio de un pasado que nos vino,

a entre otras cosas, confirmar que no hay pucho que el destino no se fume,

que lo que debe ser será, como si no pudiesemos eludir lo designado.



Quiero contarte por ejemplo, que esto no es un soneto, ni una cuarteta,

ni apenas un decálogo de buenos días con besos para vos, para el café,

[mal que me pese me cuesta asumir que no te podés despertar conmigo...]

con la experiencia sútil de quien no vuelca una gota de agua demás,

porque no le falta nada, pero en Dios, no derrochar.



Porque volcás la mano suave hacia la dirección, porque doy vueltas sobre tus manos,

como si estuviese superando un monte claro, cortado por ríos serpenteantes,

[¿vos viste detenerse a un cóndor por los aires, para elegir el objetivo...?]

de un valle que la mano de Dios habrá pintado como nuevo,

para confirmarte, que hasta donde se ha perdido todo, igual yo creo.



Para ayudarte, no a alivianarte las cargas, porque no seré mientras me toque buey de nadie,

sí, con las maletas que el olvidarnos deje en formas de palabras que lastimen, como sentidos,

parecidos a emociones, tan parecido es. Tan parecido.



Que creer es un delito de ambición, cuando uno no ha certificado aún que se ha vivido.

Entonces, tu mano, se vuelve a posar, y la noche y la mañana siguiente se ha vuelto prosa,

el invierno, con el infierno inclusivo de las almas, se ha vuelto una magnífica y fantástica primavera.



Posada así suave y tierna, y sin nervios, y sin problemas, y sin calumnias, sin verso,

como el aura celestial que me invadía, mientras todo lo que sé se ha tornado en mariposas.



Llegá justo el día que tengas que matarme todos los pájaros, no tardes,

porque la muerte va a invadir el valle, tarde o temprano. Ese día no te tardes.

Porque voy a seguir creyendo hasta la última gota de lluvia, hasta la última nube,

porque en tus manos de luna, y en tus ojos, y en la boca,

[aunque bien podría haber elegido otro barrio*]

Hasta en las amígdalas tengo ganas de verte, hasta en los juglares del tiempo,

hasta en el paravalancha, hasta en la biblioteca, hasta en el camino,

hasta en la playa, hasta en las estructuras, que no quiero intervenir, ni ser dominio,

hasta en los estertores, llegá temprano, no tardes, porque no he venido a vender nada que no tengo,

porque todo y nada en este sinfín de volver a creer me da lo mismo...



Porque no te quiero ver con cara de punto final, pero hasta el más grande Sabina,

teme a las balas de juguete que nos matan, y puede congelarse en los puntos suspensivos,

porque encontré en tu cintura el canal que me hizo escribir todo esto,

pero no demores, sos fantástica. Porque mientras vos tardas, yo todavía te creo.



Y si uno cree y espera.

Suceda lo que suceda,

Dios nos va a confirmar,

que no sólo es que exista,

o no exista mi problema,

sino que cumpla con acción,

el verbo ingrato, y todavía no me bañé,

ni saqué el fato,

que supone trasquilarme después tuyo,

cuando ni toda la cabeza te alcanza,

para entender que estuve siempre,

tan sencillo como un vidrio,

que transparente y por delante no vistes.

Y claro. Mucho menos que Dios, pero que estuvo.

Quiero dormir para que tu voz me confirme que existo la mañana siguiente.

Me partiste la cabeza. Así nomás. Toda rota.

Toda.

Terceras veces.

Agosto agotado 2010

Terceras veces (Trilogía de la tragedia)

Tememe porque el corazón, cuando se nos cae del pecho, carece de los que nos recorran,
está la acción, pensando qué hacer. Hay un amigo dispuesto a sostenernos,
porque mañana encontraremos más actividad, y en cuanto a la actividad seremos bestias.
No insistas, no porque lo haya dicho el I Ching, no porque creamos en un libro que nos diluya,
no porque nos solucione las cuestiones de las que venimos en fé a conversarnos, por eso.
No importa si te comés un garrón. Hay una palma de mi mano, que el napalm no elimina,
es más violento que aquella tierra de violencia, prometida.

Resulta que de los golpes, desde la niñez, desde la inconciencia, desde las obstrucciones,
desde donde venimos a contemplar este acantilado por donde la imaginación,
por donde las calles de la primera vez, de la primera cita, devolver a conocernos,
me hizo temblar. Timbrando. Con la sensación del aullido permanente. En revoluciones.
Las marchas no funcionan, mi concepción del color, sin que sea evidente retornamos a la sombra,
hoy de domingo, en gotas finas y cortantes, y penetrados a las cuestiones de las que no se hablan,
dónde...? Dios...? Dónde.

Dó quedó desde fa hasta la última nota de notas de escalas, en nuevas luces,
entre otras cosas desde la mano hasta el codo, desde el codo hasta el hombro, ahí se colma.
Espero con la quietud del cemento, con la resistencia del concreto que gris aniquila lo quiero,
no salen flores de las paredes, por más grandes y lindas que sean las arquitecturas del microcentro,
no obstante, bebí rocío, de pístilos que si encontré por los etcéteras de tu cuerpo.
Blanco. Con algunas marcas, no es de piedra ni madera, donde el espíritu santo hizo su templo.
Miro frugal el acero, observo el brillo generado por la luz mortecina, por la interrupción.

Quieren tocar nuevamente mis manos su percusión, y darte como respuesta golpes de parches,
en cuero sin sentir que las manos sangran, descamisado, desperezado. Contento.
Quiero despertarme. Pero no porque me mantenga dormida esta semana, ni este año. Ni tus segundos.
Es tarde, las horas se van perdiendo vanas, la vacuidad de las manecillas se filtran.

En el ambiente, como si fueses de oxígeno, empiezo nuevamente a respirarte. Vuelvo a verte.
Y entonces, los miedos que tenías comienzan a disiparse, mi mirada a aparecerse,
porque volveré a la tierra de donde mis cenizas fueron fénix.

[Matar canallas con su cañón de futuro...? Quién podrá superarte...?]

Bueno... Bueno.
También tendré que hablar de Benjamín, de que la vida se hizo más vida.
Porque nos están dando buenos motivos para vivirla. Porque los simpáticos padres.
Porque los hijos que vienen, los tuyos, los míos, los de ellos, entenderán tarde todo esto.
La lectura llegará con lápices de mina carbónica, esperando resolver con manos libres,
las canciones que los padres no pudimos, ni supimos, escribirles.
Porque un día nos perdimos. Sin morirnos. Hacía la terraza.

Con el bombín a cuestas como piedras.

Para descansarnos en lechos de mar, de arena, para sorprendernos una noche,
mirando tibiamente las luces estelares de las sierras.
Quién pudiese corazón, sorprenderte con el mundo entre las manos,
páramos, dunas, desiertos enteros de soledad para todos. Desiertos habitados,
porque la gente nos habita sin transgredirnos, porque estamos vivos, entonces,
ni la poesía, ni la gloria, ni este ciclo, se ha confirmado como vocación, en subversivos.
Terceras veces.

Agosto agotado del 2010

Mañana de armarse un tango

Pará, que fumarse uno te va a sacar el aliento,
me mezclaste el sentimiento, con tanadas cosas tuyas,
y una luna me chamuya, ya no importa que te llame,
es tarde para que largues, se esconde el abatimiento,
me estrangulo el copamiento, me dejo lona y basura...

Tengo tiempo, tengo vida, tengo todo y vale otro,
me curto porque soporto, no tolero y es lo mismo,
voy a pegarme el abismo, ahí me quedaré quieto,
loco y mío, solo y paria, aturdiendo como siempre,
he pasado mil inviernos, ya pronto vendrá setiembre...

Y siempre que me rescata, la piña viene de arriba,
asumo la porquería, voy a pedirte perdón,
no me rompe el corazón, el cuore lo tengo sano,
es zurdo como el gran diego, pero no juega de mano...

Y absurdo el haber creído, que tengo costado bueno,
nunca tuve mucho freno, soy como un bondi a retraso,
me comí diez mil porrazos, otros tantos me fumé,
tu cintura acaricié, sin dejar marcas ni huellas,
me perdiste en las estrellas, y una se vino a caer...

Asique si hay un después, o un llamado, o un mensaje,
es ligero mi equipaje, lo tengo en mi corazón,
poesía que me enseñó, a vivir la vida al mango,
pero se me sale un tango, y en eso te tengo a vos...

Acorrala tu memoria la milonga mal nacida,
siempre fueron más perdidas que las dichas, las ganadas,
yo no marco a las patadas, me gusta el juego elegante,
soy un vicioso de antes, con códigos al sentir,
y si te ayudo a venir, escuchá que ya termina,
te abrazo con esta rima, tu hombro volvió a ser mío,
ya pronto volverá el frío, y en eso me tengo yo...