viernes, 15 de junio de 2012

"Qué feo".

Tenés metal en las venas, el hecho es parte de sí,
soplás dónde te morís, dejás el alma a tu lado,
¿te preguntás del pecado?...
¿Nunca te sentiste así?.


¿No pasaste por un sí que te hipoteca la vida,
no volviste a la desidia de la ignorancia parcial,
pretendiendo espiritual,
sin hallarte la salida?.


El área contaminada con lo peor de vos mismo,
viene a trazar al abismo entre el deseo y el todo,
lo pensás, te sentís tonto,
te crees muy superior,
preferís optar por vos,
elegirte a vos primero,
y una voz dice:


"Qué feo",


de fondo se oye:


"Qué feo".


Podés desoír la voz,
podés romper el candado,
podés mirar a otro lado,
hacerte el idiota un tiempo,
convencerte a vos mismo


de que tu humanidad te lo permite.


Pero:
¿Y la voz?


¿Qué hacemos con la voz?
Antes te hablaba pausadamente.


Ahora grita dibujando un círculo de fuego:


"Qué feo, vos no estás hecho para esto"


Cómo suspendo el mensaje de la desobediencia.
Cómo me reincorporo el mensaje del arrepentimiento.


Estoy a un paso de huir
y a dos pasos de ser viento.


Queriendo que arda la vida
de forma que nada quede.


Queriendo que el viento llegue,
soplando
soplando viento,
perdiendo,
comprando el viento,
haciendo luz,
siendo vera,
pedazos de tu madera.


Así ayudé a concebir.
La cuestión es elegir,
y la paz sea compañera.