martes, 5 de junio de 2012
Como un elefante
Hoy fue un día raro, lleno de luna y de ideas perpendiculares,
me hizo efecto el café y el no dormir mucho,
pudiera haber sido sano dormir,
cursando en la ciudad por un elefante,
comiendo de a poco.
Costado a costado,
rincón a rincón,
parte por parte...
Leyendo lo que en realidad querés,
me encontré con el destino,
hoy otra vez, zafé.
Cruzo la ciudad. Es enorme tu corazón como un elefante.
Igual de sabio.
Piensa un poco.
Se ruboriza.
Tiernamente.
Un elefante que espera.
Algo grande que espera.
Comprendés la razón,
se aproxima el corazón en esta idea.
Esta la luna,
con la cara redonda,
mirándome desde un avión.
Medianoche en Bangkok,
París, New York, dónde quiere que sea.
Medianoche en París.
CMYK,
cambió la idea.
Y la amistad se refina en tangos,
en barro del Barrio Libertad,
fondeado por un enrejado de pibes chorros,
convertibles, pero sanos,
yo con ellos,
dando lo que me dieron,
y vos pensando en cómo reconciliarme
con el amor al astro
catástrofe de metáforas invencibles,
superadas acaso por el despertar del otoño
en frío, que al moño de camisa
rompe a veces,
y tanto de ilusión nostalgia y punto,
me separo, me uno,
me amaso,
en la euforia personal
de ver si crece...
Espectacular aliento que recibo desde el cielo,
en fugarme de la distracción de la seducción idiota,
en todo lo que ocurra me pongo claro,
porque preciso un líquido multicolor,
y está en tus hojas,
y voy y tomo un poco nomás,
y al devolverlo,
tenes más y más y no se agota,
y en tu sincronía de lugar alto,
pongo un altar de sacrificios
puros
puros
puros
puros.
Repetidos.
Entonces.
Miraré la luz de la luna con todo el rostro.
Y daré la palabra que nadie me dio aquél día.
TODO LO PUEDO EN EL QUE ME FORTALECE.
Gracias por existir.
Como un elefante. Así tu corazón.
Me vuelve sabio.
me hizo efecto el café y el no dormir mucho,
pudiera haber sido sano dormir,
cursando en la ciudad por un elefante,
comiendo de a poco.
Costado a costado,
rincón a rincón,
parte por parte...
Leyendo lo que en realidad querés,
me encontré con el destino,
hoy otra vez, zafé.
Cruzo la ciudad. Es enorme tu corazón como un elefante.
Igual de sabio.
Piensa un poco.
Se ruboriza.
Tiernamente.
Un elefante que espera.
Algo grande que espera.
Comprendés la razón,
se aproxima el corazón en esta idea.
Esta la luna,
con la cara redonda,
mirándome desde un avión.
Medianoche en Bangkok,
París, New York, dónde quiere que sea.
Medianoche en París.
CMYK,
cambió la idea.
Y la amistad se refina en tangos,
en barro del Barrio Libertad,
fondeado por un enrejado de pibes chorros,
convertibles, pero sanos,
yo con ellos,
dando lo que me dieron,
y vos pensando en cómo reconciliarme
con el amor al astro
catástrofe de metáforas invencibles,
superadas acaso por el despertar del otoño
en frío, que al moño de camisa
rompe a veces,
y tanto de ilusión nostalgia y punto,
me separo, me uno,
me amaso,
en la euforia personal
de ver si crece...
Espectacular aliento que recibo desde el cielo,
en fugarme de la distracción de la seducción idiota,
en todo lo que ocurra me pongo claro,
porque preciso un líquido multicolor,
y está en tus hojas,
y voy y tomo un poco nomás,
y al devolverlo,
tenes más y más y no se agota,
y en tu sincronía de lugar alto,
pongo un altar de sacrificios
puros
puros
puros
puros.
Repetidos.
Entonces.
Miraré la luz de la luna con todo el rostro.
Y daré la palabra que nadie me dio aquél día.
TODO LO PUEDO EN EL QUE ME FORTALECE.
Gracias por existir.
Como un elefante. Así tu corazón.
Me vuelve sabio.
Posición de altura. Elefante que cruzó el Cielo. Y al llegar, estaba el Sol, y vió la Luna. |
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