domingo, 29 de abril de 2012

La luz

El silbido de la calefacción, la luz que rebota contra el vidrio,
volviendo, salpicándolo todo de presencia,
la presión que me propone respirar en lo alto
conformado al momento de la angustia.

Iré a buscar el agua que nos quite la sed,
si es sed realmente lo que tenemos, volveré,
si es sed. Juntamente beberemos, celebrando.
Si es sed, volveremos.

Iré a caminar a lo profundo del camino,
sin recordar de dónde salí, sin pensar a dónde voy,
sin mirar si es real el lugar de dónde vengo.


Quizás no me esté llegando toda la señal,
quizás hoy estoy obviando lo que mañana me tocará el cuerpo.
Quizás viene la información contaminada,
quizás todas las porciones parecen que sean para mí,
pero te estoy dando como si fueras de mi carne,
equivocado. Penetrando lo de ahora.

Hundido, sumergido y entregado, dispuesto a abandonar el lugar por dónde he sido feliz.
Entregarlo sin que nadie me lo pida, es suficiente para Él y para mí.
Es difícil dar la entrega entera en este tiempo.
Pero vengo de la madura condición de una madriguera,
asique puedo soltar y darte, la carga toda, la carga entera.

Andando livianamente en los bordes de tu vestidura,
viendo sólo tus pies gloriosos, porque no hay permiso de besarle las manos,
sin permiso de verte, sin permiso de pensarte, sin permiso de cantarte,
al menos una canción, que te diga, lo mucho que importas en este día.

Como si no me dejasen creer en lo que creo,
como si pusieran palabras en mis labios para que las diga.

Como si pidieran que muera estando vivo,
como si fuera fácil escapar del poder de policia.

Pero no un fugitivo, no un rebelde, vive y mora hoy dentro mío.
Entregado voluntariamente.
Diciendo yo soy el buscado,
conoceré lo mío.

Pasa de mi esta copa.
Quiero quedarme.
Conocí su risa,
entendí tu abrigo.
Me tocó su mano,
me llamó su amigo.

No es hoy.
No es quizá mañana ni pasado.
Quizás el tiempo pondrá la cubierta sábana del descanso olvido,
para que venga el huracán de abrazos,
y sobrevuele el Oceáno, como tormenta,
levantando olas,
y quebrando plazos.

Y yo.
Sentado.
Besando la luz para que llegue la caricia,
en la presencia.