No me importarán ni los números,
ni las personas,
ni las emociones,
ni el vacío existencial
que ya no existe.
No me importarán los viajes,
los sonidos digitales
o las placas de vídeo
ni los cables informativos
no me importará nada de eso
porque fui capaz de hacer una soledad
algo a mi medida
de aprender a estar más solo
que la una del reloj
como un jodido subnormal...
Y la indiferencia a todo lo que me rodea,
la tomo como propia
la vuelco en una poesía de uñas cortas
y ganas de escaparme
como comprarte una caja de lapices grises,
decido a suicidarte de aburrimiento pintado.
La hago bailar en una música superior
al rocanrol que suponen que escucharía
viendo solfear un nuevo do en mi corazón,
nadie entiende cómo sentirme.
Nadie lo entiende.
Jodida mente esta que tengo, jodida mente.
Quieren que sea simplemente por aquí,
algo que en mi naturaleza Dios no dio.
Soy irresponsable
corrupto
detestable
soberbio
ingrato
y malo
soy todo eso que seguro vos no sos.
Soy todo eso que vos no.
Pero debe haber malos y buenos.
Y yo lo intento.
Y no me sale.
Mi naturaleza es contraria
es enemiga
está viva adentro mío
resistiendo el odio palpable
de la soberbia innegable que te dió
haber conocido la verdad
comprando una parcela para pocas personas
con las cuales,
no me interesó en mi loca vida nunca
evidentemente relacionarme.
Todos los años hay un día en el que estamos así.
Odiando permanentemente todo lo que nos rodea.
Quizás es por el odio que nos habrán sembrado,
quizás es por la muerte de no querer dar pelea.
Es así.
No hay hielo que deshinché la cara
no hay droga que baje a la tierra
no hay paz, no hay amor, no hay risa,
no hay Papa de Roma que venga a la Guerra.
Y buscar entre los viejos números de teléfono
la estúpida reacción de la mano con tu odio,
es como querer hacer algo a escondidas,
y que finalmente se te descubra tocando eso...
Bajo mi mirada, y el entorno nada se ha transformado,
digo; qué hostia.
Digo.
¿Suelto gas mostaza sobre las expectativas,
y vuelvo a la modalidad ausente
queriendo ser yo, humanista y viejo hombre?
¿O doy el salto incongruente de la ignorancia del qué vendrá
para escuchar que soy importante en los sueños de un montón de gente
que si las miro a los ojos me descubre desconocido?
¿Qué hago con el dolor de este domingo?
¿Para dónde voy?
Mentira estúpida la amistad de las redes sociales,
mentira estúpida el amor mediocre de las sociedades,
mentira estúpida la herida que nunca se cierra,
allí no hay nada tampoco,
perro asqueroso, por ahí justo me venís a pasar la lengua...
Vuelve a tu vómito y de paso,
comprate un proverbio nuevo.
Porque parece que es el único que te sabés.
Hacé la medialuna en la panadería,
o hacé como el idiota que tuvo un pan,
pan que se quedó dormido
y se despertó tostada...
Frase prestada de algún lado,
y obtenida con sólo posar la mirada...
La suciedad del entorno entonces
que en un extraño suceder percibo como propia adentro mío
es un abandono de cosas que están alejándose
cada día más solas
cada vez más sucias
y cada vez más abandonadas...
Domingo de ciudad vacía
de corazón embutido
y de dolor de espaldas.