La gente que se muere. Las personas que uno quiere.
Los desconocidos.
Los conocidos.
Todos parten.
Incoherentemente y clemente. Final y punto.
Chau. Soberanía del cielo.
Pasa la estrella fugaz, escupo un carozo de aceituna, charlo con Bartolo.
Le fuimos a cantar a Gardel.
Pido tres deseos: "BOCA CAMPIÓN, BOCA CAMPIÓN, BOCA CAMPIÓN"...
Cada día canto mejor.
Canto un tango. Tengo impotencia.
Quiero jugar a la pelota un poco más.
Y aunque;
nos están quitando la niñez a golpes.
Nos están sacando los ojos que nos brillaron.
Tengo un recuerdo guardado.
Menos mal.
Menos mal que el negro era negro como la tinta.
Menos mal que está volando, sigue para siempre, dibujado.
Menos mal que no hay milicos que paren las rotativas.
Menos mal que fue verdad en un diario de mentira.
Menos mal que exististe, negro brillante, como las minas.
Caloi querido, tu inteligencia, tus trámites de sonrisas.
Menos mal que está Fontanarrosa allá preparando el mate.
Glorificados.
Para siempre.
Existentes. Presentes.
Indudables.
Sus creaciones.
Sus muchas cosas buenas. Sus tantas desconocidas.
Sus miserias.
Sus legados. Sus consignas.
Adios Caloi, adios.
Estarás con Spinetta en la cola del cielo al que quiero ir.
Estarás saludando desde afuera de la reja de oro,
al otro negro, que se portó bien dibujándome tanto.
Escribiéndome por dentro el peronismo, la psicología.
La identidad. La poesía.
Qué lo tiró.
Adios Caloi, adios.
Gracias José. Por avisarme.