No le tengas miedo a mi caparazón de avena,
no me des la mano,
no prendas la luz.-
No pidas canciones de café con crema,
no soples al viento,
muy pocas palabras vienen hacia el Sur.
Quieren comprenderse, quieren deleitarse,
piden la poesía del andar y ver,
vuelan como hojas,
cielos otoñales,
vive Mar del Plata, antes, hoy y ayer...
Voy al comedor de la librería, saco un libro viejo, dejo el gamulán,
bocas que no tienen dientes de princesa,
ondas que no saben donde quedarán...
Quiero tu sonrisa, quiero tu mirada, quiero tu lectura, tu respiración.
Quiero las canciones, quiero las palabras, voy a tu promesa,
miro el corazón...
Cuando me desplumo se me va lo gallo,
no soy un completo,
medio miedo y vés,
pongo los acentos, comas a raudales,
vibro en los australes,
tiene amanecer...
Pinto de colores de una bienvenida,
fácil o suicida, rico al caminar,
ando por la noche sin la despedida,
miro en los bolsillos,
nada más
que dar.
Tengo una caricia de niño con beso,
traje un chocolate, causé sensación,
renuncié a la pasma de cargar con restos,
porque del arresto, me he zafado y voy...
Voy a las prisiones,
humo, Catamarca, quiebra el insolente, Misiones, y allá,
hago lo que quiero con cada palabra,
no es todo lo mucho,
no es tanto el quizás.
Caminemos libres, pisaremos hojas,
rotas plazas rojas nadarán con pan,
hoy que he trabajado, sin sudar he visto,
todo lo que es Cristo, cuando lo dejás.
Y me dió un abrazo, me pidió simpleza,
me dijo que esperé a que llegues vos,
porque la impaciencia causa el desacato,
lustro los zapatos, con la cara al sol...
Cambio de propuesta, Rusia está completa,
Vasili Kandinsky contra Superman,
gracias por prestarme estos diez minutos,
donde ví del brillo que hay en tu amistad...
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