De la copa de los árboles, de la forma de las ramas,
de las hojas que no están.
Son las puertas de la mañana, hoy ponés la mano en el hombre,
todo el pelo de mi cuerpo se eriza ligeramente,
giro sobre el hombro, la barbilla me acaricia el brazo,
busco a la mañana, un nuevo motivando.
Estás vos, cruzado de piernas en el silencio propio,
de la cocina avinagrada, en la invasión de lo tuyo,
en los lugares que no resultan virtuales, ahí se mofa el enemigo.
Ahí se duele.
Y claro, el que es maravilloso, me da un susurro y dispone,
su propiedad y su guiño.
Guillermo, solamente un momento escuchá cuando te dicen que no.
Escuchá de nuevo el no primero, el no burlado, el no distraído.
Escuchá el valor de la consigna dulce.
Escuchá el gracioso no que perverso se incluyó negando el origen del recado.
Y entonces, en cada situación.
Esta facilidad de acomodar palabras.
Este mecano de sustantivos.
Una copa de un árbol crece creyendo que va a llegar,
y nunca llega;
Vence lluvia, vence invierno, vence al mundo y a su gravedad,
vence el desarraigo de los frutos, vence el maltrato de la humanidad,
crece haciéndonos una sombra suave, frutal y aromática,
descansándonos en el Tilo, sorprendiéndonos en el violeta gigante del Jacarandá.
Un Sauce, lluvioso llanto que se pone a macanear con que estoy triste,
me asume esta mañana el nido y aún, grita que es una plaga, brincan los Eucaliptos.
Aplauden los Aromos, cantan el invierno los Frutales; Limoneros y Naranjos;
La colorimetría del inmenso Creador, cada pizca de azul, cada amarillo, todos los verdes,
se desesperan por olvidarlo los poetas, lo cantan los enamorados,
y algunos, solamente los observan, hayan la paz y siguen,
encontrando y encontrando.
Todo desde la misma tierra marrón negruzca que no vale nada.
Todo desde la tierra que sacaba mi mamá con la escoba.
Mi mamá quitará la tierra de arriba de la tele.
Que pena. Quizás arriba de la tele hubiera crecido un Nogal.
Increíble.
No buscarlo adentro.
Sino arriba.
Pero buscarlo.
Ser un poco un árbol quiero, ser un poco tierra y barro que no vale nada.
Admitir que nada que se aprecie crece sólo.
Sino a través del conjunto de perfecciones individuales.
Y entonces.
Habrá poesía que lo describa y música del cielo para que lo cante.
Buenos Días, amigos,
Buenas Tardes.
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