decencia,
voluntad,
debates que proponen.
Resistencias.
De todas las vivencias un poco, de todas las voces un poco,
una receta, una poesía nueva,
una canción sin ritmo que se deshace a espolazos,
con la impaciencia de esperar lo mío.
Con lluvia a veces, desaconsejadamente en el cielo,
con sol, o frío. A rostro completo, pastora.
Mío.
Cómo si viniese queriéndote en el tiempo de ahora,
para ver que tus manos me busquen y me cierren el abrazo,
como el corchete o la llave de la fascinación de la matemática,
más cuadrados en superficies, con tus dificultades de niña en antes.
Estudiando. Estudiantes. Dedicadamente. Delicadamente.
De tus ojos, del perro, de las moscas, de los besos del pasado,
de los abrazos de mañana.
Porque tenés frío hoy. Y yo no estoy contigo.
Tengo unos arcos puestos en el río,
miró con alegría mi ingenio que me permite,
imaginar el puente y el océano.
Levantándote niña, despierta ahora.
"Talita, cumi".
sin interesarme cómo estábamos el primer día,
cuán lejos, o en qué distancia de ruta.
O sí el pensamiento me volcó.
O la vertiente.
O el agua viva, tibia,
de tus manos.
Ingrese a mí recuperándome la vida.
Discutiendo todavía,
discutiendo. Debatiendo.
Con más ganas de creer que de pensar.
Con más ganas de creer que de pensar.
Con más ganas de creer que de pensar.
Con más ganas de creer que de pensar.
Discutiendo todavía,
discutiendo. Debatiendo.
Compartiendo.
Un poco.
La paz que navega mi mente,
cuando mi corazón razona.
En aguas coloridas de sol.
Discutiendo todavía,
discutiendo. Debatiendo.
O completo cuando tu mano me conectó a tu arte.
Tus ojos al universo.
Hasta allí.
Propiedad,
decencia,
voluntad,
debates que proponen.
Resistencias.
La criatura de doce años, Yisra'el con sus doce tribus,
no está muerta, está durmiendo un sueño, una pesadilla entre las naciones,
Yahshúa vino para despertarte y decirte "Ven bajo Mi Tallit,"
que es otra interpretación a ¡Talita, kumi!"
¡No desperdicies la invitación de Yahshúa, ven a Yisra'el!
No importándome la condición de tu alma,
sin interesarme cómo estábamos el primer día,
cuán lejos, o en qué distancia de ruta.
Porque compartiremos horas de camino.
Hacia la mitad del cielo.
Hacia la plenitud de tus ojos.
Hacia Él. Sin frío en tus manos.
Sin frío en tus pies.
¡Talita, kumi!
sin interesarme cómo estábamos el primer día,
cuán lejos, o en qué distancia de ruta.
Porque compartiremos horas de camino.
Hacia la mitad del cielo.
Hacia la plenitud de tus ojos.
Hacia Él. Sin frío en tus manos.
Sin frío en tus pies.
¡Talita, kumi!
Los derechos de esta obra pertenecen a Pablo Larrañaga. Ha sido expresamente cedidamente por el Autor. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario