martes, 19 de junio de 2012

Anticipo de la bandera

Que la honra te llegue con la posibilidad
de encontrar en tu cara una sonrisa
aunque no la necesites, o sí.

Lo que sea que significaras hasta hoy,
no es más ya lo que eras sino lo que hoy sos.


Quejarme es un técnica de cerrar los ojos fuerte,
mantenerme odiando toda la realidad,
para no promover transfusiones de condición
ya que no es mi color predominante
porque primero me interesa tu color,
pero necesito que la dirijan los míos...


¿Y quiénes son los míos?
Qué amor tienen los hombres que sigo,
delante de quiénes se arrodillan,
a quiénes adoran estos ideales
¿sabrán que el oro y la plata de esta tierra
no puede comprar mi corazón?,
porque ya tu piel se mojó en ese mar brumoso y albino de escocia,
siendo no ya un pedazo de idea sino lo completo de una invención.


¿Y quiénes son los míos?
Si no tengo sonrisa hacia abajo,
todavía
si no tengo clamor hacia arriba,
no sabía,
por qué quiero transformar lo de abajo,
si nada me continua mañana.


No se trata de una casa ni de una identidad homologada,
no es por nuestra inteligente posición contra los que nos han sometido,
no es porque preferiste ir por derecha y yo por zurda,
ni porque valores tu valor mediterráneo del mar de Cataluña,
¡hey Culé! no te enojes que es para darte un abrazo de festejo


mirá que más hoy; Joaquín promete a la bandera, y yo todavía que la defiendo,
¿contra qué Culé? ¿contra quién?...
Contra qué intereses me resisto a darles mi porción de tierra,
contra qué años de historia me enfrentaré esta mañana,
a capa y espada, vos sabés de qué te hablo,
contra o a favor de cuáles hechos
eso nos hace diferentes a nosotros, viste,
los hechos que no son los frutos


deseándote que sea mirada por Él tu casa y familia,
que te den lo mejor de su jurisprudencia,
para que tengas el material precioso para defender a tu hijo,
entonces ese día, recién,
yo defenderé los ojos con los que hoy mirás la patria.


Sin usar un artilugio que me beneficie, sino dándote,
mi mejor arma de lucha.
Mi amor. Mi amor por mi casa.


Te voy a dar el amor que tengo por los que no tienen nada,
el amor por los pobres, por los desocupados,
porque fueron tan pobres que de nada se ocupan,
por los rezagados,
que fácil es usarlos para construir una poesía,
tan fácil como con su hambre alimentar una campaña,


por los hambrientos que no hay bomba que los mate,
por los que tienen el hambre que ya nada lo sacía,
por los que tienen abundancia de pan y la soberbia los ha cegado,
por los inocentes, por los inculpados,
por la posición distinta,
por la referencia,
hasta por tu nombre me la jugaría.


No con una bomba, no con una flor,
con mi bandera. 
Con mi amor. Con el amor que todavía siente mi corazón,
por mi bandera.


¿Qué bandera...? Te preguntarás...
La de nuestro país, la del país de Joaquín
la de tus hijos,
esa debe ser nuestra casa a construir,
y como tenés corazón igual yo,
y distinto que yo,
que hoy mi amor te llegue dispuesto a morir por eso.
Dirigida a un solo lector,
a un posible elector, al doctor,
con lo mejor.


¿Qué bandera?
La que dibujarás con globos,
la que enciende tu nación.


La de nuestro corazón.


La intención es darte la mano,
acompañarte caminando como
un guardaespaldas; innecesario,
pero cariñoso.
Si nos vas a representar,
que sea con la casa del país
de la bandera.
Realmente vienen nubes
con lluvia fresca.
Primicia de la bandera.







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