domingo, 1 de julio de 2012

corazón@corazón.

Los dedos acusan a las palabras,
el hombre es lobo del hombre,
la historia tiene más que lo visible
y las medianeras de las ciudades
como si fuera una verdad universal
lo arruinan todo.


Las autopistas, el fierro que emerge de la tierra,
el lecho de hormigón y piedra,
tus piernas de hoja de arroz,
tu piel de almendra,
y yo, destituido de todo el diseño,
por dejar entrar a mi rincón
al Sol que provoca limpiarlo
me derroto.


Las manos no estereotipadas,
las palabras medidas y justas,
en el sonido pernicioso que se cola como roedor,
para cocinar y mirar con ausencia
lo que añoro, lo que me despierta,
para darnos pausas, entre suspiro y suspiro.


Vos y tus sueños que se ajustan en los anales
de mi desquicio.


Tengo un cóndor andino que no entiende de negociaciones,
si tiene ganas, él vuela, si tiene hambre, él come,
si tiene sueños, los cumple,
no se corrompe en el aire,
no se corrompe en los montes...


Tengo una ciudad adentro de mi corazón,
estoy permitiendo ser flexible a lo concreto,
gobernándola como un sabio gobernante,
sobrevolando por sobre todo conocimiento...


No pongas tus manos en este teclado
no toque las teclas del tiempo,
no escuches la música de mi pasado...


Te mando un abrazo en el tiempo,
en la voz del nido que se rompe,
en la boca del tiempo abandonado...
En el día del año que se pasa,
en la luna lejana del canal de riego,
en toda tu espalda brillando,
en una voz hermosa,
que me llama
lejos.


El problema de la medianera...
Mala película.
O muy buena.




Los hombres pusieron rivotril
donde para sanarse había oración
yo te quiero poner un arroba
entre corazón y corazón...


corazón@corazón.





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