viernes, 27 de julio de 2012

Tiempos para el viento.

Se dio cuenta que estaba vivo porque soñaba,
más no con sueños de los sueños que se duermen,
sino con los sueños que todavía mantienen las escaleras al cielo,
las grandes sogas para escalar nubes, de aquellas personas que escalan

hay un límite de imaginación, hay una frontera verdadera,
quizás el sobrepasarla hará parir con más dolor
quizás violarla hará que el pavor se imparta en la partera,
y que en el momento de la fuerza nadie tome la mano o sople o calme,
y la vida de un brote nuevo, se extravié. O peor, se pierda.

En Medellín, Colombia una persona conocida llora algunas veces por la noche,
en tanto en Santiago de Cuba, el reflejo del sol de Caribe desconocido
quema la piel de los últimos guerreros honrados que vio el siglo,
en Neuquén, Argentina, una buena madre cuida de sus hermosos hijos,
y entonces, soñar es un elemento cubierto de facilidades.
El sueño invade el Universo,
la pasión de vida sopla con sonrisa.

Me esperan aquí y allá no,
y la comodidad no me deja salir de este teclado,
el tintineo repiqueteante de las células en teclas dispara una melodía,
el qwerty se me vuelve un piano, el ritmo se hace armonía,
y yo que sueño despierto los sueños que no tenía.
Porque estoy vivo, porque estoy soñando
lo viví en poesía.

¿A qué le temo...? ¿A la eternidad...?

¿Cómo termina mi vida, cómo le hago un final perfecto
a esta cosa tan voraz que quieren que compre algunos parricidas...?

No me interesa que los nuevos términos me invadan,
y el cincel del arte emerja en cuestiones técnicas,
no me interesa el por qué está libre el asesino,
sé que la muerte llega, sé que a veces se aproxima...

Sé que viene con su capa negra,
que me observa como a su comida,
sé que cumple para Dios horarios,
que no entienden de escribir poesía...

No quiero en tanto ocupar los lugares ocupados,
quiero que esto que se escribe ahora,
sea visto después de mil años,
cuando el nombre de todos mis sueños,
se agiganten como dinosaurios.

Y que esté perdido entre estas mismas calles ya sin nombre,
que nadie sepa de mí, ni aún el vestigio de mi sueño americano,
y que no se puede comprender la rima,
porque muerto todo se murió el vocablo

de los cuerpos medos subo de sopranos
a la voz que antoja tu lirismo dulce
en capaz pestaña de cerrar tus ojos,
mientras haya un Padre que te los conduce

presionar el modo de ahuyentarse en uno
a querer pasearse de llamita a flama,
a encender el fuego de los vencedores
que pelean siempre pero que se cansan...

Si me ven cansado o me ven sin sueños,
no se digan: ¿Qué le habrá pasado...?
Si me ven oscuro, muerto o dislocado
no se asusten: Todo está en sus planes, todo está planeado...

Tengo que salirme porque hay vida afuera,
no viajando lejos, yendo a mi pasado
a cerrar heridas que han dejado huellas,
lanzas como picas para mi costado...

Un amigo mío prepara el camino,
dice que esto es digno de arrepentimiento,
dice que se viene tiempos de molinos,
tiempos de valientes, tiempos para el viento...












2 comentarios:

claudio bincaz dijo...

te quiero mucho amigo!!!!!

"Tengo que salirme porque hay vida afuera,
no viajando lejos, yendo a mi pasado
a cerrar heridas que han dejado huellas,
lanzas como picas para mi costado..."

eso es todo un llamado!!!!

Anónimo dijo...

Recuerdo cuando te acompañé a esa academia, con un puñado de papeles impresos en un morral. Ahora todo es virtual, o casi todo. Sos uno de mis escritores favoritos. Te abrazo amigo. L. Picardo