"Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo
en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren,
les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."
Mt 18.19-20
Donde dos se pusieran de acuerdo, y dijesen tu Nombre,
tu estarás con ellos allí, en el momento preciso, el nuestro es ahora.
Donde haya Gloria habrá turbulencia.
Donde haya Reino verdaderamente, habrá paz,
engendrada en la más hermosa expresión de tu apariencia,
innegable, evocada, preciosa, verdadera.
Todo registro poético derribado a lo nuevo que viniste a darme,
al perdón por la multitud de mis iniquidades,
para ver mis ojos repletos de mentira e injusticia,
a lavarme los pies, a consolarme, a sanarme.
También a devolver mi tiempo perdido.
Para que tomado de la mano de uno,
sepa en uno.
Que vienes a decirme:
"Ten calma,
yo estaré contigo.
No temas, he diseñado con amor esta tormenta,
mañana habrá mas mañanas,
mañana temprano serás mío."
Y te admire, y te adore, y te ame.
Y en el quejumbroso ruido de mi entorno,
se disipen la marea de dudas,
el olor a pasado,
el rencor del oprobio,
la frustración, el desencanto,
y me renueves,
dulcemente como hombre,
preciosamente como príncipe,
y sueñe,
de momento contigo,
en las alas de un águila brillante.
Y me deje llevar por tus caminos,
en la aurora más perfecta que haya visto,
y repita, como un rezo en alabanza,
"Yo soy tuyo y Tu eres mío Jesucristo!"
Noche a noche buscándote inesperadamente en el Libro.
Tu apareces, vienes a mi casa.
Tu en el mínimo susurro de tu Nombre,
no puedes negarte a ti mismo.
Donde caiga la Gloria habrá turbulencia.
Precisamente.
Aquí. Ahora. Allí, donde vos estás.
En nuestro entorno todo se despierta y tiembla.
No quise ir al cumpleaños de Santiago,
sentí no ir, acompañarlo entonces desde casa.
Abrazarlo, como Amigo, respetándolo,
bendecirlo con mi letra, para honrarlo.
Detenido en los sentidos más comunes.
Un regalo, me despierta en la Pastora,
es el canto de las tropas que suceden,
a los tiempos del Renuevo de mi historia.
(Zac 3.1-10)
No sé quién era ayer, pero hoy seguro,
pasó algo en el entorno de mi esfera,
se rompieron los abismos del abismo,
y que el hombre que antes fue, hoy ya no era.
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