jueves, 16 de agosto de 2012

Bienvenida de Florencia

Hoy podré mirarle las manos a mi hermana y compañera,
y pensar qué tanto es complicado este diseño,
ver que sus manos encierran infinidad de micro líneas,
que recorren así la construcción desde sus sueños.

Hoy pude apreciar la lectura incipiente de una niña,
entonces mejorable por su conocimiento invisible,
Lucía leía un cuento, y en mi corazón, una sonrisa,
hoy están todos mis hermanos de nuevo.
Y la felicidad, me esquiva aún,
aún siempre me faltará algo. Aún seré todavía un hombre poco.
Hasta que me complete al menos, seré poco.

Poco de aquello que zumba como un moscón en mi oreja
poco de realización adulta, de concreción de bases,
de conformar estructuras que me embalen a trastornar lo evidente,
poco de no haber logrado mis metas
quizás habré escuchado la voz de los dormidos,
quizás habré creído demasiado en esos líderes,
quizás habré descreído demasiado en los profetas.

Cada generación tendrá su ahora,
pero no te hace padre el haber tenido un hijo,
como no te hará pianista el poseer ese piano,
no me vuelve libre tu libertad ajena,
ni me volverá esclavo la esclavitud de mi hermano.

Si me conoces. Lo sabés.

Sé de que algunas cosas que han olvidado los hombres diarios.
Sé de otras cosas que han muerto en las manos del tiempo,
que se habrán quedado calladas delante de la infamia,
quizás una palabra y después otra me calmen el alma,
como si el temblor supiera que al temblar derribará mi casa.

Este encierro inmaterial y conocido,
es el dolor del mundo que se encarcela en las letras,
es el dolor de lo no pensado nunca,
es la familia que permanece eterna...

Qué paso dejaré para mañana,
con una boca abierta y bien despierta,
que mano tocaré para adorarte
si las huellas dactilares son el alma
que se asoma como el mar entre la arena...

Qué libre libertad pondré en tu espalda,
hoy que pude verme con las manos listas,
dónde digo decí, decí don diego,
en orden de palabras que aparezcan
poesía simple así, ya no nos queda,
entonces la razón anda rondando,
anuncio:

Bienvenida de Florencia.

Llueve y yo,
siempre volando.



Hoy podré mirarle las manos a mi hermana y compañera,
y pensar qué tanto es complicado este diseño,
ver que sus manos encierran infinidad de micro líneas,
que recorren así la construcción desde sus sueños.


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