martes, 12 de julio de 2011

Los Ases del Carnaval

Te la hago corta, chiflame, traje en mano, manga corta, esperando el colectivo,
es sábado, o mejor dicho madrugada, fin del corso, estrellas del firmamento, nacidas para el domingo,
tengo el tiempo, voy de viaje, por la aureola que destrababa tu luna de febrero,
me quedé guardado, sin equivocarme, en esto de la murga, realmente yo vi al murguero...

Estaba escondido entre abrazos fugaces, que fueron alimento para el corazón herido,
canciones de carcajadas, versos alegres, noches de desaparecidos, y muchas y no una, mañanas tristes,
pero conozco las mañas, y tengo tinta todavía, en mis cartuchos,
no soy todo lo que hablo, aún escribo, pienso en vos, y no te escucho.

Late el bombo que mi glándula murguera sigue viva, tengo sangre en la memoria,
tengo lluvia, tengo calle, y fui una esquina.
Pero me quise contar el cuento que llegó después.
Y todo eso, con su gloria y con su magia, fue a la ruina...

Soy responsable de las canciones satelitales, y nunca de la voz de caramelo,
soy aquel que puso la mano sobre los naipes, y dibujo una bandera para todos,
y sé murga, quizá mucho, quizá poco.

Será momento de despedirte mi querida,
salar redonda ésta eterna herida, y no irme sin decirte que,
en tus platos, bronce vil que sangró al dedo,
y en tu pulso, mal canción acompañada y a lo bestia,
hice historia en algún lugar de la memoria,
y ahora, que todos los celulares se quedaron en silencio,
me iré para extrañarte, colgado, en la hazaña oscura de,
sentirme dueño, de tu letra, de tu voz y tu estandarte...

Y nunca pudo ser en otro lado, pronto llegará otro febrero estival,
y probablemente, en la escuela, la memoria de alguno traerá a un Guille,
que seguramente sabe, ¿De qué se tratan Los Ases del Carnaval...?

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