lunes, 11 de julio de 2011

Aquí Viene Nazim Hikmet

Desde Aquí Viene Nazim Hikmet de Pablo Neruda
"...Errantes
encontramos
la tierra firme bajo nuestros pies,
la tierra conquistada
por héroes y poetas,
las calles de Moscú, la luna llena
floreciendo en los muros,
las muchachas
que amamos,
el amor que adoramos,
la alegría,
nuestra única secta,
la esperanza total que compartimos,
y más que todo
una lucha
de pueblos
donde son una gota y otra gota,
gotas del mar humano,
sus versos y mis versos..."


Se me vienen a la mente muchas cosas.
Estoy siguiendo un huella, encuentro un paso, y toda la noche en el pasado sufre mi amigo.
Le dejan la luz prendida, para que sufra. Para que se vea a si mismo doliente. Frugal. Impuro.


Pero qué sería del mundo sin el asco. Qué sería de la fortuna sin el momento de quiebre.
Para qué hacer una revolución si no quedará un artista que la pinte o que la cuente.
Que le escriba a la cintura hermosa de la joven que alza la mano para llamar a la voz.
Y que cante como la asamblea, que figura como lo que duele.
Qué reclaman...?


Le ponemos el nombre de revolución a la conquista, por eso nos mantenemos profundos.
Entonces todo los días conquistamos de alguna manera el mundo,
yo con mis palabras, vos con tu sonrisa,
y él, con la constancia del que tiene un interés certero.
Que le pega siempre a la misma piedra.
Eso es revolución, eso es mi canto.


Hay movimientos desde que el hombre pasó el conjunto de dos, existe y es.
Había uno que se abrazaba y otro que dolía.
Había un Pablo y un Nazim.
Había un Jesús y un Pedro.
Había una Evita y un Perón.
A nosotros nos tocó una Cristina y un Néstor.


Y quizás ella no sabe que alegría me dieron,
quizás ella no sabe de mi emoción de la ESMA,
de la sonrisa de la nona, de la bronca que volvió hermoso su movimiento.
De la Juventud despierta, participante.
Ella no sabe nuestros nombres, y nosotros sabemos el de ella.


Se equivoca es cierto. Por eso no la podemos dejar sola.
Algunos que van y vienen, los presdigitadores de las primaveras,
se sentencian a cada palabra, se cubren de grandes paladas de tierra.
Porque esperó cincuenta años, y ha llegado,
y está tan intacta como en la hora primera.


Y tiene un vacío, que huele amor y a llanto, a voz desconocida.
Y yo le escribo con mi nada de pocas cosas.
Con mi alegría compañera.
Será porque prefiero la insolencia de la patria sublevada,
al orden inmundo y solo que me propone la estúpida violencia.


Un día leí de chico, y así fue como hoy en mi corazón vive,
Pablo, Jesús, Pedro, Nazim, Perón, Evita, Néstor y Cristina.
Cada cosa en su lugar, y ordenada de pronto,
qué lindo que es haber vivido hoy lo que vivimos viviendo en la Argentina.


Feliz porque tiene Ovarios.
Feliz porque es Pueblo.

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