Aún decepcionado, aún triste. Aún con dolor y aún, en sensaciones que aúnan,
pariendo la tierra en un grito, voy entre celestes, entre ocres, entre otros tantos,
que al canto todavía la oda se suma al pecho de la caricia, y todo, en Arnaud desaparece,
pero a quién?
A quién le escribo, si la decepción lo llena todo, perturbando más que una, aún la mañana y llora.
Vos como un fantasma, vos como una máquina de pedirle a los demás.
Vos sin ni un poco de talento, vos sin un pincel, vos sin un color que te distinga,
te molesta cuando digo la verdad, pero es verdad, y si hay una verdad, hay una lucha.
Explotando. Estás explotando, inutilmente. Sólo porque te querés un poco. Porque te la aguantás. O eso crees.
Decepción.
Que absurda decepción. Qué soledad. Qué escarnio. Que locura.
Hablan de todo. Discuten de todo. Son reacios a la sabiduría, pero no saben.
Nada saben. No saben ni del tiempo, ni de la furia que propone esta semana, tu razón de ser es una locura. Tu presente otro fantasma. Tu futuro la ignominia, y tu pasado es mediocre.
Y yo me miro desde afuera. Cosa que te moleste más.
Vas a la muerte como vamos todos.
Vas al pasado. Y volvés despellejado. Destruido.
Tarde de sábado. Morirte no es la opción.
Y la poesía, es un absurdo. Absurdos.
Cuán espiritual puede ser esta razón.
Todo.
Todo es espiritual. Todo es invisible.
Aún en la letra.
Al medio una palabra. Te está gritando la pantalla.
Quiere salir.
Golpear. Impactar. Discutir. Planificar. Y eso.
Con un empuje bárbaro.
Con unas razones enormes.
Con una dignidad que cabe en pelo.
Con un caracol que se distrae.
Con un pasado aberrante.
Con una sed asesina.
Con unos corajes desfallecidos.
Cansados.
Aún con la misma letra.
Quería irme pero el entorno se quedó a vivir.
Y el movimiento me arruinó la tarde.
Decepción, verdad.
Aún decepcionante!
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