Me duelen tanto las manos que el corazón no me quiere escribir.
Me duele tanto el corazón, que de una forma o de otra, la mano se está por morir.
No quiero una moneda de tu parte. Ni un sable, ni un sabelo. Quizás necesito amor.
Quizás distancias, quizás apegos. Y no es una carretera sencilla, es en subida, me alejo.
Elijo una vida, de una forma, no quiero premoldeados, no quiero Verso.
No quiero la idea "chata", la dilación, el cuento. Quiero una abrazo. Un trabajo.
Dignidad, amor, respeto. La gente aparece con agua, yo estoy pidiendo concretos.
Pero se ve que la sociedad mira todos los días. Se vé que mi país no cierra los ojos.
Y en el formato de la prueba, todos doctos, imprimen más calamidades.
Así, la Fe, se hace enorme, dependiendo del favor con que se precie, y todo; sabelo,
depende del mismo Dios, que aletargado, cansado, podrido, nos atiende como Padres mal dormidos.
Como empleados mal pagos, bajan miles de ángeles a resolver cíclicamente,
siempre, pero siempre, los mismos problemas espirituales.
Pero Dios está en un test, los dones son promesas y toda palabra es profética,
todo tiene autoridad, los hijos de Dios se manifiestan. Ser sectarios, eso es lo que te hace una secta.
Soy sectario? Hago acepción de personas? Discrimino?
Señor! Cuánta basura encuentro cada vez que me examino...
Toma la palabra que quieras. Empieza por ahí.
Dios te dará paz, y un Día se pondrá en juego el pasar de vida Eterna.
Me duelen las manos. Me queman. Cambié? Muté? Me transformé? Le di al Pobre?
Hice sin mirar? Usé tu nombre? Señor!
Entonces, me vuelve al corazón la idea, llega la vida. Y llega, saludable, el único héroe en este lío.
Aparece el campeón, el pelusa, y dale que te dale, está la alegría, está la fiesta.
Somos pobres. Alguien me alegra y me comparte un bombo. Y ya no quiero. No me interesa.
Ya no quiero brillar a fuerza de lentejuelas.
Irme es apenas el principio de un lugar que será el final para un montón de principios,
no me gusta la ciudad. La gente es mala. Envidian. Hablan mal. Difaman.
Todos creen que son la paz, y francamente, he pasado la vida resolviendo la palabra.
Voy a buscar un lugar. Voy a encontrar un lugar. Dónde un saludo de un calor.
Dónde se brinde como me brindé. Dónde se vea como me ví.
Y no olvidarme, nunca. De mirar a los pobres.
El principio de toda pobreza es en el espíritu.
Toda la riqueza de la tierra, hoy, no me serviría para nada.
Una Iglesia no puede ser administrada como una empresa.
Encontrarme honrando los valores. Siempre.
El principio de la sabiduría es el respeto.
El amor. Es una parte indispensable en todo esto.
Me duelen las manos, el corazón es libre, y empieza de nuevo todo esto.
Voy hacia dónde el calor me de motivos.
Bendice Señor!
Crea un lugar en la tierra que no sea concebido como el mundo.
Crea un lugar en la tierra en dónde la fé no se mida.
Y la paz, sea auténtica.
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