lunes, 11 de julio de 2011

Canción de los Pastores

Está la calzada muda, dejó una nota, se fue, debe ser por el frío;
anudó en distancias cordones que la condicionaron al ser, pero nadie es lo que no quiere.
Una condición. Simple. Y toda la estructura desaparece.
Canción para el sí. Motivo de optimismo. Te amo. Te quiero. Te adoro.

El no no existe.

Se recuesta para descansar y ronca, unos resoplos parecidos a crujidos,
al grabarlo, si es que lo grabo, parece un hombre. Y no. Es mejor.
Me quedo mudo ante tanta estupidez. Pregunto mucho. Es cierto. Pero trato de disparar.
Y si al disparar una idea me viene al viento. Renuncias, y entonces, somos nuevos.

Y algo nos ocurrió. Alguien comprenderá el momento individual.
Parece más fácil convertirse de forma colectiva. Lo cierto es que de doce, quedaron tres,
y luego, todos menos uno, el único que hizo lo que tenía que hacer, se juntaron a comer.
Y sabés, al volver, tampoco creían. ¿Qué queda para mí?
Esteban, dame una mano, acomodá los caballos.

Señor, todo lo que busco es poco. De repente me reprende el espíritu mi búsqueda,
terminé el trabajo y lo entregué.
Lo único que quiero es escribir. Quizás en una letra sea tomado por él.
Aunque no sé.
Pero lo cierto es que ser feliz con él es una instancia rara y nueva.
A veces sólo quiero estar con él. Hablar con él. Jugar. Decirle. Mirá esto, aquello.
Como si fuera un padre, ¿entendés?. Casi como si fuera un padre.
Y el Padre, pone a Edgar Poe, se relame, y nos agarramos a los tirones.

Letra por letra reviento la sugerencia. Le piso la cabeza y sigo.
No pretendo agradarle al enemigo. Esto también es simpleza.
Escalábamos una pendiente, y me dio la mano, de tirón, hasta la cima.
Contemplamos la nube, el cóndor de lo alto, el horizonte.

Pero estaba con Él. Y no supe la altura, porque con él no miré para abajo.
Al caer. Tuve tiempo de sobra para preparar unos mates.
Pensar en mis hermanos. Y saludar a mis amigos. Casi no dolió el descenso.
Dios debe estar urgido de novedades por contarnos.

Es impresionante como utiliza todo, como condiciona todo.
Porque pone condiciones, que parecen obligatorias,
pero no son más que mazetazos a nuestras estructuras.
Escribo para Él, ni para mí, ni para vos.

Quién acuse a una musa de solventar inspiraciones,
bien puede visitar un analista, y tratar de este modo su falsa esgrima.
Qué linda lapicera me van a regalar cuando me vean.
Qué hermoso verano pasaré por la montaña.
Qué lejos del azul verás la noche.
Qué ausente pedestal gritará tierra.

Es como el agua alegre, su forma de arrullar en la palabra,
dime que viene otro abrazo, y traigo una sonrisa y se la entrego,
ordeño un ideal de leche fresca, y es cálido como el sol que es perezoso,
y es denso, duro y chato, y consejero, y ayuda sin mirar, codo con codo.

Qué digan lo que quieran, y lo quieren, lo quiero por la pinta abacanada,
resulta que ser libre está prohibido entonces más que Dios, abracadabras,
me abraza con pasión su nacimiento, y honro su presencia tan ausente,
que aburre con su falta de asistencia, se nota en los ojos de la gente.

No quiero como Él, su fotocopia, aprendo porque sabe y ahí lo estimo,
los honro, con las cosas que me salen, y a veces solamente, les escribo.
Asunto; Garcilazo de la Vega, prefiero al gran Hikmet, al comunista,
entiendo que no entiendas como pienso, tu izquierda la inventaron las revistas.

Lamento la chatura de la gente, y anuncio mi apartarme para abajo,
nivela quien se para de rodillas, y clama por la paz, por el amor y por trabajo.

La Dignidad de un hombre es la Perla que reluce a la luz de la Palabra.
Es un movimiento espiritual muy alto. Es lógico. Se soluciona pidiendo.
Y si pedís entender. Él, te lo va a explicar.
Llegar Alto. Es una hermosa idea a la mañana.

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