Decile adios,
soltá a aquello que se sube a tu imaginación,
decile adiós.
No lo rompas, no hace falta, solamente soltate, ya no le grites. Ya no le pegues.
Ya no hay que hacerle nada.
No hace falta. Ya no es un requisito. Ya nadie se conmueve.
Todos están ahogados.
Nadie nada.
Buscá en tu conciencia el motivo, determiná un lugar sagrado, ahí santíficalo,
dale humos de ramas medio secas, quemando almendros, abedules, pariendo así grafitos.
Dame la mano, o un beso, sonreíme a la mañana,
y todo estará cubierto, eso es lo que necesito.
Son diez versos apenas, o es la historia la que pone en condición los argumentos,
son los bronces, los ecuestres o los mártires, los que dignan en las plazas o son cuentos,
quién te ha visto florecer, ahora te pide, que te sueltes. Que lo dejes. Lo abandones.
Y ya libre, dando pasos emergentes, volverás a ver cubrir todas las flores.
Soltate ahora, dejate fluir y que sea el espíritu el que te conmueva y gire,
y este dando su poesía cúspide como un parlante, al sur, jadea y nunca canta.
Es momento de que te sueltes de tus apreciaciones, que abandones el momento y el acato,
ya no es necesario que te preocupes, (dale), no ves que es tiempo ahora, no ves que falta tanto.
Sos libre y en tus manos, rodeaste cada esposa, el golpe soportaste, la humillación, el pacto,
sos libre y libertaste, e hiciste a nuevos malos, y un día los miraste y Fausto, sólo Fausto,
me ha dejado una ausencia de odios encontrados, que son míos y son únicos,
y no quiero soltarlos.
Atento al soltar todo, Corintios comprendido, me ha dado una palabra, que pide su toalla,
estamos de bajada, de noche y escondidos, no es nuestra posición, no importa a donde vayas,
lo cierto es que te bajan huyendo en un canasto, por ver una defensa, por ser una palabra,
y el verbo sometido al tiempo renunciado es lindo y atrevido, es loco y perfumando,
recibo esta promesa, yo sé que no es descaro,
me toca padecerme, me toca ser un Pablo.
Y entonces le agradezco, le digo adios y acaso, estiro las vocales, estoy solo y le hablo,
me abrazo a su denuedo, celebro su enseñanza, y tomo un compromiso, resisto desde casa,
y salgo al mundo y veo que entonces duele tanto, que cargo con la muerte,
que da pena soltarlo, que quiere levantarse, que llama desde el fango,
y el hombre ha sido hecho de un vaso que es de barro,
la luz se me agiganta, todo se pone claro,
soltate de la idea,
dejá que pase un rato,
buscalo con el ojo,
llamalo con los labios,
entonces aparece...
...
Te calma, te atraviesa,
te sube de repente,
te colma, te exaspera.
Sú búsqueda es sublime,
celebro su existencia,
y suelto,
de repente.
De todo nadie nada.
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