lunes, 11 de julio de 2011

Sin Título 0003

Tramo por tu beso al agua, que canta como un decisivo final de labios,
un corte por donde viajan las luces que nutren la mirada que se posa en tus ojos,
y Dios, con todo lo que significa esa palabra para mí, se asoma cuando me mirás.

Simplemente, como pidiéndome que me quede quieto, que no empiece con algo,
que tiene una fecha, que no es esta, pero que sabemos que existe, que indefectiblemente viene,
a rescatar tus sonrisas, para ponerlas todas en el mismo rincón. No para la subida.

Vengo a tu ondulación de fugacidades, a tu mano que está fría hasta la mía,
a tu boca que era muda hasta la mía, a tu promesa, porque fui sorprendido ahora, y la idiotez,
insiste en dejarme perplejo.
Puede ser negro, el cielo aún, el corazón, un espejo.

Es creativo, es creador, es exclusivo, sabés que esto nació entre tus lágrimas,
entre las gotas de sudor, entre el barro, en los barrios sola, en la calle sola. En la adultez.
En la lastimadura. En el error.
En esto, que a cada paso, nos convence que somos un poco más perfectos, cada día.

Me dolía el pasado, me parecía que la infección no iba a sanarse, creí que había un imposible.
Qué iluso! Mirá que me iba a quedar en el cordón.

Esperé toda mi vida la esencia de mi color. Y llegaste vos. Con una paleta de chocolate a explicarme,
que era en vano hablarlo sólo.
Que nadie me iba a entender. Pero que estabas dispuesta a escucharme.

Y canté a tu lado, y me reí a tu lado, y me quise dormir. Pero mientras tanto.
Mientras tanto anidan en otros árboles, pájaros que no son de ramas propias.
Asique. A desplumar. A desalambrar. A desestructurar.

Vamos compañera. Vamos amiga.
Caminemos. Un poco más. Un paso más.
La garantía es que sabés quién sos.
La seguridad es que no existís en el mundo.
Lo mejor es que es solamente mío.
Y la solución es que no te quiero compartir.

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