Tengo una piedra preciosa y al tono del mate he pensado en Usted,
tiene las manos del ceibo, rugosas y buenas, y olor a café,
tiene en el pelo una lanza de mil rocanroles del canto estival,
tiene las noches quitadas al mundo del odio, su mundo está en paz;
Tiene las piernas con alas, los brazos son pistas, su boca es el mar,
brota del agua la vida, rubí, complemento, subir y bajar.
Hace que fluyan la risa, el canto y poesía, y vengo a cantar,
tengo su voz por decreto, y abrazo; respeto, se ha puesto a pensar.
Tengo una piedra preciosa y al tono del mate he pensado en Usted,
tiene las manos del ceibo, rugosas y buenas, y olor a café,
Muchas razones no tengo, me alcanza con una, la letra la sé,
pongo en desorden su nombre, y apoyo los dedos, los cuento y son diez.
Pasa un desfile de sombras, haciendo la historia nos fuimos; ya fue,
cuando reduzco el asunto y entonces te busco, te encuentro y me ves.
Ves por mis ojos la idea y yo por los tuyos suelo completar,
cuando te falta yo tengo; sino viceversa, lo bueno es estar,
Dios ha querido que juntos andemos un tiempo, la vida es quizás,
parte de un todo es la parte; más linda es la parte, la parte que estás...
Tengo una piedra preciosa y al tono del mate he pensado en Usted,
tiene las manos del ceibo, rugosas y buenas, y olor a café,
Suele cambiar el sentido de lo recorrido la imagen que dió,
un rocanrol por motivo y el mundo perdido, que se nos perdió,
y hacen falta cinco letras, un perro, una oreja, y el alma dispar,
¿cómo te gustan las letras, del alma a la luna, de allá para acá?
Muchos quisieran lo mío, lo mío está a salvo, y así me entendés,
suelo escribir enroscando los verbos y al tanto, su resto también...
Falta dejar que te pase, cambiar lo cambiable y hacer lo de hacer,
llueve de junio a septiembre, saldremos de viaje y habrá que volver...
Tengo una piedra preciosa y al tono del mate he pensado en Usted,
tiene las manos del ceibo, rugosas y buenas, y olor a café,
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